Tenía buena voz, figura, cara, mirada de ave rapaz diurna, aptitudes teatrales y sobre todo, un deseo inmenso de ser protagonista de la historia: el líder indicado para aguijonear a los cubanos tontos que componían esa masa amorfa.
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Hoy, Fidel ya no es Fidel. Perdió su pequeña isla, su reino.
Como le queda algo de inteligencia, pese a los bombardeos apologéticos que aún le concede a diario su prensa dependiente, él sabe que después de él, nada de diluvio.
La masa, aquella misma que parecía cortarse las venas por él, comenzó a comportarse de manera muy diferente: a robarle, como él se lo robó todo con su diabólico modelo económico. A ignorarlo, como él ignora al pueblo. A simular que trabaja, como respuesta electoral. A importarle un pito sus silencios maquiavélicos, porque se cansó del juego. A burlarse de su Moringa, porque ni su moringa sirvió de algo. A esperar, para enterrarlo como Dios manda como un viejo estadista nada brillante.
«EL CRUEL IMPERIO»
Aquel que fue Fidel, por si algunos no lo recuerdan, quiso ser también rey en ¨…el país donde cada uno parece ser su propio dueño¨, como dijo José Martí de Estados Unidos.
Viajó por la costa nororiental de Estados Unidos siempre seguido por una corte interminable de reporteros.
Subió a un tren en Princeton para que grupos de estudiantes lo aplaudieran.
Viajó a Nueva York. En el Parque Central de esa ciudad se encaramó en una tarima y una multitud curiosa, como si presenciaran un circo, lo escucharon entre sorprendidos y apurados.
Hizo algo igual en Boston. Aceptó salir por numerosos canales de la televisión mientras chapuceaba el inglés y llegó a cansarse.
Al final del viaje, no se sintió rey.
Fracasado, decidió regresar a su islita, donde ningún cubano de la masa lo sacaría de quicio, con una pregunta como la que le hicieron los atrevidos periodistas norteamericanos:
¨Primer Ministro Castro, cuándo habrá elecciones en Cuba?
Vaya impertinencia del imperio!!! Enfureció…
…y lo que fue peor: Eisenhower prefirió jugar con sus peloticas de golf, en vez de conocer al nuevo rey caribeño.
y una vez más decidió terminar con ellos, como le había prometido a Celia unos meses antes. Y emprendió montado sobre todos nosotros, y todo el que se dejara montar, su Gran Odisea.
Casi 5 décadas después fue sustituído por su hermano en la contienda que no cesa y en que nos siguen embarcando a los cubanos y a unos cuantos más.
Raúl y Fidel intermitentes, apocalípticos, terroríficos, que desaparecen y aparecen, seguirán siendo los que manejan una maquinaria que se diluye en el tiempo.
El tiempo…, ese imperio que nadie ha podido vencer.
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http://www.cubanet.org/opiniones/fidel-ya-no-es-fidel-perdio-su-reino/